Me levanto todos los días preguntándome si solo fue un capricho del invierno
un gradiente de tiernos momentos, una tarde nublada, un beso en un puente,
una noche en el paraíso, el tiempo se desvanece cuando lo eterno pisa la tierra
pero no hay nada más eterno que el día y la noche, la muerte y la vida, y aunque
esos instantes se han desvanecido, cada mañana nace el mismo sentimiento
que hace que me acuerde de ti, y te extrañe como si hubiera perdido una parte de mí.
¿Acaso importa el color de las estrellas? o simplemente te paras y te deleitas de verlas
bailar, tal vez no quieres perderte en su música, el amor no es tuyo ni es mío,
simplemente nace donde lo dejan crecer libre como la hierba, y esos días conocí algo más
allá de las simples letras en el silencio de tus ojos, en el sabor de tu sonrisa y en el calor
de tus piernas...
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